Lagos Epecuén y Colhué Huapi, inundación y sequía, dos desastres naturales y un solo responsable: el hombre.

Por: Julio Stampone

En el presente artículo se exponen dos problemáticas hídricas, ocasionadas, una por exceso de agua y la otra por déficit; provocadas fundamentalmente por la acción antrópica, con consecuencias sociales y ambientales nefastas. Se trata del Lago Epecuén en la Provincia de Buenos Aires, y del Lago Colhué Huapí, en la provincia del Chubut.

 

“Un río es algo que tiene una fuerte y marcada personalidad, es algo con fisonomía y vida propias. Uno de mi más vivos deseos es el de seguir el curso de nuestros grandes ríos, el Duero, el Miño, el Tajo, el Guadiana, el Guadalquivir, el Ebro. Se les siente vivir. Cogerlos desde su más tierna infancia, desde su cuna, desde la fuente de su más largo brazo, y seguirles por caídas y rompientes, por angosturas y hoces, por vegas y riberas. La vena de agua es para ellos algo así como la conciencia para nosotros, unas veces agitada y otras espumosa, otras alojada en el cieno, turbia y opaca, otras cristalina y clara, rumorosa a trechos. El agua es, en efecto, la conciencia del paisaje”.

                                   Miguel de Unamuno (Por Tierras de Portugal y de España, 1911)

Introducción

Los lagos para unos y lagunas para otros Epecuén y Colhué Huapi, situados en la provincia de Buenos Aires y del Chubut respectivamente, en la república Argentina, si en algo se parecen es que ambos pasaron por situaciones de stress ambiental ocasionadas por la acción antrópica.

Lago Epecuén: vista desde la
ciudad de Carhué, año 2009
.

El primero, durante el año 1985 vio incrementada notablemente la capacidad de su embalse al grado tal, que hacia fines de ese año el terraplén que protegía la Villa Lago Epecuén, situada sobre la margen norte del lago a unos 7 km de Carhué, Partido de Adolfo Alsina, no resistió el embate de las aguas del lago y en 16 días sus habitantes debieron evacuar el poblado.

Para el invierno del 86 la villa estaba sumergida bajo 4 metros de agua, estimándose que para 1993 la altura del agua alcanzó los 8 a 10 metros.



Mientras que el Colhué Huapi, por el contrario sufrió las consecuencias de la falta de agua en su reservorio. Esta situación, si bien históricamente se reiteró periódicamente con años de bajantes muy notables, en el 2016 prácticamente se secó; afectándose por un lado la diversidad biológica y la actividad económica derivada de la pesca artesanal, y por otro, la elevada evaporación originó  una gran superficie de sedimentos finos expuestos a la acción del viento. Las nubes de partículas de tamaño arcillas, limos y arenas, provocadas por la acción eólica, particularmente por los vientos dominantes del oeste, no sólo afectan a los pobladores locales, sino que llegan hasta la costa atlántica ocasionando serios inconvenientes en la ciudad de Comodoro Rivadavia.

Lago Colhué Huapi.
Vista desde la R.P. Nº 26, año 2008.

La sequía de 2016 dejó al descubierto una parte de una aeronave desaparecida en el año 1964. Fue en abril de ese año que Omar Oporto, encargado de un establecimiento ganadero de la zona, cuando recorriendo el seco lago observó parte del avión siniestrado, más tarde se realizaron tareas de excavación que dejaron expuesta la totalidad de la nave. En esta oportunidad, la evaporación del lago jugó un papel positivo, permitió reconstruir y verificar un hecho de la historia reciente.

 

 


¿A qué llamamos cuenca hídrica?

Antes de tratar la problemática del acápite, convendría repasar el concepto técnico de cuenca, dado que es el aspecto fundamental cuya modificación antrópica  ocasionó los problemas ambientales que motivaron la realización de presente artículo.

Etimológicamente la palabra cuenca proviene del latín tardío “concha” y está referida a una superficie hundida o deprimida. Desde punto de vista  hídrico, suelen utilizarse dos conceptos: el de cuenca hidrográfica y el de cuenca hidrológica.

Una cuenca hidrográfica es una zona de la superficie terrestre donde (si el suelo fuera impermeable) un río colector y sus tributarios reciben el agua que precipita en el área y las descargan en un mismo lugar de salida que puede ser un bajo, un lago, un río o el mar; considera solamente las aguas superficiales. Mientras que la cuenca hidrológica además de las aguas superficiales, incluye las aguas que circulan subterráneamente, y por supuesto no considera la impermeabilidad del suelo.
Representación gráfica idealizada de una cuenca hidrológica.
 
 
 Para el estudio de las cuencas se analizan numerosos parámetros que ayudan a definir sus características hidrológicas, entre ellos la “pendiente de la cuenca” y el “orden de corrientes”, ambos condicionan la velocidad de respuesta de la cuenca (escurrimiento) ante las precipitaciones. En el gráfico precedente vemos que los cursos de agua están numerados de menor a mayor, desde las cabeceras a la desembocadura, de manera tal que dos cursos  Nº1 forman un Nº2, dos Nº2 un Nº3,  y así sucesivamente en la medida que aumente el número de tributarios, mayor será el número índice del río principal. Finalmente un número elevado del colector principal nos indica una red de drenaje bien desarrollada.
 
Esquema de cuencas:
exorreica y endorreica.

Las cuencas pueden ser:

Exorreicas: son las que tienen un lugar de salida en el límite de la cuenca.
 Puede ser otro río o el mar. Como ejemplo podemos mencionar la cuenca del río Chubut.

Endorreicas: en estas, las aguas no salen de la cuenca y concurren hacia el punto más deprimido dentro de la misma donde pueden formar lagos o lagunas, salinas, etc. Los lagos Epecuén y Colhué Huapi entran en esta categoría, dado que son los puntos más deprimidos de sus respectivas cuencas.

Arreicas: son las que a pesar de existir un valle que podría transportar el agua, éstas no alcanzan a conformar un curso temporario o permanente por que se infiltran o evaporan en el trayecto. Es el caso del río Chico sur en Chubut.

 

El lago y la Villa Epecuén

El lago Epecuén es  último y más bajo topográficamente del sistema hídrico endorreico conocido como: “Las encadenadas del oeste de la Provincia de Buenos Aires”; su   superficie no es constante y varía como consecuencia de los alternantes cambios climáticos, tanto es así que en la década del 50 tenía 4.372 ha y en 2007 15.106 ha (Geraldi. A.2009), consecuentemente con los cambios de volumen también varía la profundidad, un registro de principio de siglo pasado indica que la misma era de unos 2 metros (Leguizamón, M. 1908), mientras que en 2007 tenía 8,50 metros de profundidad máxima (Geraldi, op. cit).

El lago era conocido por los mapuches quienes acuñaron su nombre, que si bien no todos coinciden, es bastante aceptado que deriva de “epe”: casi y “cuen”: asar, casi asado o posiblemente ardor, quizás debido a que la hipersalinidad del agua produce ardor sobre un cuerpo expuesto al sol. 

La ocupación del desierto emprendida en 1876 durante la presidencia de Nicolás Avellaneda dio fin al dominio indígena sobre el lago y las zonas aledañas. En abril de ese año el Tte. Coronel Nicolás Levalle estableció la Comandancia de las fuerzas de la División Sud, y a orillas del lago da nombre al poblado, bautizándolo como “Adolfo Alsina”, designación que más tarde fue desestimada, restaurándose en 1949 su ancestral nombre: Carhué, en mapuche, “lugar verde”; proviene de carre, “verde o verdor” y hue; “lugar”.

Una vez desplazados los aborígenes de su territorio por parte del Estado Argentino, nada impidió que comiencen a arribar personas para aprovechar las bondades terapéuticas de las aguas y bañarse en sus costas.

Desde tiempo atrás se conocía la alta salinidad de las aguas del lago, pero no estaba cuantificada. Recién en 1886 se realiza el primer análisis hidroquímico de importancia con la finalidad de determinar el contenido de sulfato de sodio con propósitos económicos. Lo realizó un laboratorio de Buenos Aires y los resultados sorprendieron por su contenido mineral: poseía: 340 g/l de sales totales, 202 g de cloruro de sodio, 137 g/l de sulfato de sodio y 1 g/l de carbonato de sodio. Análisis posteriores (Leguizamón, M.1908) ratificaron la elevada salinidad del lago. Cabe mencionar que el sulfato de sodio, tiene diversos usos, entre ellos: principalmente en la fabricación de vidrio, de celulosa, y como desecante en la industria química y el cloruro como sal de mesa y en la conservación de productos alimenticios.

Lo sorprendente fue que la salinidad del Epecuén era tal que superaba casi en diez veces la de los océanos (unos 35g/l) y algo menos que el mar Muerto que tiene entre 350 a 370 gr/l. Pocos son los seres vivos que pueden habitar en un medio tan salino.

Esta propiedad del lago dio lugar al desarrollo de una importante industria minera, la explotación de sales de sulfato y de cloruro de sodio. La extracción de sulfato se realizaba en invierno y la de cloruro en verano.



Lago Epecuén. Explotación de cosecha, parvas de sal.



Desde antaño se sabía que los elevados contenidos salinos de las aguas del lago le otorgaban propiedades curativas que eran aprovechadas por los primeros pobladores y visitantes que llegaban al lugar desde localidades cercanas, con los medios que disponían.

Lago Epecuén. Los visitantes de principios del siglo XX.


Hasta que en  1909 el Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires destina una comitiva para analizar las aguas y determinar sus cualidades. Los resultados confirmaron las propiedades terapéuticas de las mismas.
Este respaldo científico médico se extiende socialmente y despierta el interés de muchas personas que comienzan a llegar al lago en busca de curas casi milagrosas.

Desde la llegada del ferrocarril a la zona fue notable el incremento del flujo de gente al lago, el primero fue el Ferrocarril de Sud en 1899, después en 1903 el Ferrocarril Oeste de Buenos Aires (actual Sarmiento) con parada en Carhué y en Epecuén; estación (Lago Epecuén) distante unos 1500 metros de la costa y utilizada principalmente para embarcar el sulfato. Finalmente unos años más tarde en 1911 arriba el Ferrocarril Midland de Buenos Aires, con terminal en Carhué. Este último, para publicitar sus servicios utilizó las ya reconocidas propiedades curativas de las aguas del lago.
Llegada la década de 1920 se avizoró un futuro promisorio para el lugar, así en 1921 se inaugura el primer balneario en la costa del lago a unos 7 km de Carhué, al que Arturo Vatteone su fundador llamó “Mar Epecuén”. Simultáneamente se comenzó a vender las primeras  parcelas de lo que más tarde sería la Villa Lago Epecuén.

Lago Epecuén: Balneario. Principios del siglo XX.





Desde ese entonces el incipiente pueblo no dejó de crecer, el desarrollo urbanístico fue vertiginoso, se construyeron residencias lujosas, hoteles y comercios, para fines de la década del 20 ya contaba con una infraestructura propia de un poblado permanente.

Pero no todo era satisfactorio, los factores climáticos jugaban un papel importante en el espejo de agua de la laguna, haciendo variar notablemente los niveles de la misma.




Lago Epecuén y balneario Mar de Epecuén. Dos momentos de principio del siglo XX donde se aprecia la variación del nivel de agua del lago.


 

Al respecto Martiniano Leguizamón en 1908 escribe: -…”No hay recuerdo de que la laguna se haya secado por completo, por más fuertes que hayan sido las sequías. Por el contrario, la distancia existente entre la barran­ca y la orilla en aguas medias, hace creer que ella de­be haber tenido un caudal de agua mucho mayor en otras épocas geológicas”…-.

Indudablemente los cambios en la profundidad del lago ocasionaban serios trastornos a la actividad turística.

A pesar de los inconvenientes provocados por las condiciones climáticas la villa continuó desarrollándose. Entre las obras destacables son de mencionar, “El Castillo”, hermoso edificio de varios pisos construido por su propietaria la arquitecta francesa Ernestina María Leontina Allaire entre

los años 1923/24, quién se traslado desde el viejo continente para disfrutar las bondades de las aguas milagrosas. “El Matadero”, modelo para su época, inaugurado en diciembre del año 1938, y diseñado con estilo monumentalista por el reconocido Arquitecto ítalo-argentino Francisco Salamone; que también proyectó el edificio municipal de Carhué.


Villa Lago Epecuén. “El Castillo”.

 

 

Para contrarrestar los efectos de las  inundaciones, provocadas por el ciclo húmedo en el que ingresaba la provincia y garantizar la tranquilidad de sus pobladores y la actividad económica, se construían defensas que no daban los resultados esperados, hasta que a fines de la década del setenta se construyó un terraplén de unos cuatro metros de altura, enrocado en la parte exterior para evitar la erosión hídrica.

En las décadas siguientes el poblado no dejó de crecer, convirtiéndose en los años setenta en una villa netamente turística, que contaba con unos 250 establecimientos de distinta categoría, unas 5000 plazas hoteleras y un distinguido balneario para el disfrute de los 25.000 turistas

que arribaban durante la temporada de verano. Mi amigo Miguel Molina cuenta que eran muy famosos sus carnavales y las comparsas que los engalanaban.

 

 

 

Villa Lago Epecuén. dos vista del balneario con terraplén de protección. Década del 70.

 

La tragedia está en ciernes

Entrada la década del setenta culmina el “hemiciclo seco” en la provincia de Buenos Aires de unos 50 años de duración que se extendió aproximadamente entre los años 1920 y principios de los 70, dando paso al inicio de un “hemiciclo húmedo” en el cuál los valores de las precipitaciones superan la media. Se pronostica que en la actualidad (2020) estamos transitando el inicio de un nuevo hemiciclo seco.


Como consecuencia del cambio climático de esa época se incrementaron las lluvias en la región llegando en 1985 a superar los 1250 mm, casi el doble del valor medio.

De modo tal que las aguas precipitadas en la cuenca endorreica escurrieron torrencialmente hacia el punto más bajo, el lago Epecuén. El nivel del lago aumentó con notable rapidez y en la madrugada del 10 de noviembre del mismo año una sudestada motorizó la acción hidráulica del agua erosionando parte del terraplén de contención, que no pudo resistir el embate del agua.

 

Villa Lago Epecuén. Terraplén de   contención erosionado por el agua. 1985.

 

Desde su pico máximo, el agua entró en retroceso y tardó más de 10 años en retornar a su estado histórico. La bajante dejó expuestas las ruinas del pueblo donde las blancas sales tiñeron las construcciones y los árboles, mostrando un aspecto dantesco que impacta la retina y eriza la piel dando sensación de escalofrío, por lo menos es lo que sentí cuando vi por primera vez el devastado poblado. 

 Las imágenes precedentes y siguientes pretenden brindar una idea de lo impactante que fueron los acontecimientos ocurridos.  

Ruinas Villa Lago Epecuén.  Avda, de Mayo – Parque Hotel – Matadero. 2009

Creo que en este relato Don Pablo Novak merece una mención especial. Después de producida la evacuación él fue el único habitante que se quedó en el lugar. Lo conocimos en el año 2009, en la terraza de lo que fue el moderno hotel Monte Real de la villa mientras observábamos el desolador panorama; Don Pablo, con cierta nostalgia y amablemente nos relató los acontecimientos por él vividos en el pasado.


Actualmente tiene 90 años, cumplidos en enero de 2020, y no obstante haber adquirido fama internacional continúa con su tarea autoimpuesta de ser el custodio y relator en primera persona de la historia reciente de la villa. En reconocimiento a ello, en el día de su nonagésimo cumpleaños la Municipalidad de Adolfo Alsina con la firma de su Intendente Lic. Javier Andrés lo declaró “Embajador Cultural y Turístico de Adolfo Alsina”. Bien merecido lo tiene, gracias Don Pablo.

Villa Lago  Epecuén. Don Pablo Novak, Avenida de Mayo. Hotel Monte Real.


Todo tiene una explicación, sólo hay que encontrarla

Como ya se ha dicho el lago Epecuén es el último y topográficamente más bajo, de los seis cuerpos de agua que conforman el sistema hídrico endorreico conocido como, “Las encadenadas del oeste de la Provincia de Buenos Aires”. El sentido del escurrimiento superficial y subterráneo es NE-SW. Las restantes lagunas que componen el grupo, desde aguas arriba, son; Alsina, Cochicó, del Monte, del Venado y la Paraguaya.
 

Imagen satelital. Las encadenadas del oeste.

Respecto del origen de estas lagunas. es probable que sea de tipo combinado donde actuaron diversos procesos, a saber: tectónicos (fallamiento, alineamiento muy significativo en dirección SW-NE), fluviales y eólicos, siendo los dos últimos protagonistas durante el Pleistoceno y el Holoceno.


La gran cantidad de cuerpos de agua superficiales distribuidos en su territorio es una característica saliente de la provincia de Buenos Aires. Las encadenadas del oeste, con sus aproximadamente 39.000 ha de superficie total (2007), tienen una baja participación areal, dado que en el territorio provincial existen: 146.000 lagunas con superficies que oscilan entre 0,05ha a 10ha,  10.500 son mayores a 10 ha y otras 200.000 se las considera microcubetas de dimensiones menores a media hectárea (Dangavs, N. 2005).

Esta abundancia de aguas superficiales no encauzadas, que contrasta con una reducida red fluvial autóctona fue señalada por primera vez, en 1956, por el médico y naturalista Joaquín Frenguelli, tomado de N. Dangavs, op.cit.

Vista  Lago Epecuén

Sin lugar a dudas la existencia de agua condiciona la vida del ser humano. La abundancia de espejos de aguas superficiales en la Provincia de Buenos Aires favoreció el asentamiento de los habitantes originarios, ellos se adaptaban a las condiciones naturales del medio, sin intentar modificarlo. Pero, luego de la campaña del desierto emprendida por el presidente Nicolás Avellaneda en 1876 y finalizada en 1879 cuando el Ministro de ese momento General Julio A. Roca, reemplazante de Alsina, lanzó en 1879 el ataque final, que concluyó sometiendo a los indígenas.

Concluida la denominada conquista del desierto, el estado incorporó a su soberanía territorial vastos extensiones de la región pampeana y de la Patagonia. Así las cosas, millones de hectáreas pasaron a manos de la población de raza blanca.

Los nuevos dueños de la tierra la ocuparon con fines económicos diversos, principalmente agropecuarios, primero ganadero y posteriormente con la llegada del ferrocarril agrícola; esto demandó ingentes necesidades de agua y sobre todo en épocas de sequía, que la naturaleza por sí misma no siempre podía satisfacer.
A este respecto,  Florentino Ameghino en 1886 expresaba:… “Aquí no hay sobrante, si hoy nos ahogamos por excesiva abundancia de agua, mañana nos morimos de sed. En tales condiciones ¿qué ventajas reportará el desagüe de la pampa?.... Ya en ese tiempo proponía una sistematización hídrica que permitiese paliar los tiempos de sequía, reteniendo el agua excedente de los períodos lluviosos. Él anticipó la alternancia de ciclos climáticos.

Los efectos de hemiciclo seco que se extendió aproximadamente desde 1920 hasta mediados del 70, resultaron muy negativos para la región, se perdieron cosechas y la actividad turística se vio muy afectada. Pero, finalizando la década del 60 la sequía se fue atenuando, no obstante, las necesidades de agua continuaron vigentes. Durante este período seco se procedió a canalizar el arroyo Sauce Corto, incorporando su caudal a la laguna Alsina; así, las lagunas del sistema hasta ese entonces separadas quedaron unidas (Balazote, A. 1997). Finalizando la década del 70, todas las lagunas quedan definitivamente interconectadas (encadenadas), es entonces que en 1978 se construyeron compuertas para regular el paso del agua entre ellas (Geraldi, A. 2009).

 Entrando ya en el hemiciclo húmedo se construyeron diferentes obras hidráulicas con la finalidad  de derivar, transportar y distribuir las aguas provinciales. La más significativa fue el canal colector y derivador “Florentino Ameghino”, que se comenzó a construir en 1975, tenía 92 kilómetros de longitud, 30 metros de ancho y 2,5 metros de profundidad. Esta obra hidráulica trasvasaba el agua desde otras cuencas, y tenía por finalidad aportarla al sistema de las encadenadas en época de sequía; pero, fue concluido durante el período húmedo, en el que las intensas lluvias produjeron grandes anegamientos. En busca de una solución se intentó en varias oportunidades cerrar el canal con un “tapón” a la altura del Aº Huascar; la obstrucción no resultó y reiteradamente fue destruida por las impetuosas aguas (ver figura siguiente).

Fuente original La Nueva Provincia, 1997. Tomado de Geraldi, A. 2009.


Iniciada la década del 80 los ingresos  hídricos a la cuenca fueron significativos, no sólo por las intensas lluvias, sino también por la falta de previsión de los entes responsables del manejo de la cuenca. Durante el primer lustro de la década no se realizó ninguna obra de regulación (Balazote, A.1997). Las lluvias de mitad de la década fueron intensas, la cuenca se saturaba y los incontrolables torrentes sobrepasaban  rutas, vías férreas y caminos vecinales, el agua llegó incontenible a su destino final el lago Epecuén. El 10 de noviembre de 1985 el terraplén que protegía la villa no resistió. Lo que siguió después ya lo conocen. 


El Lago Colhué Huapí



Se encuentra ubicado en el centro sur de la Provincia del Chubut en la República Argentina, y junto al lago Musters, constituyen la parte final de la actual cuenca hidrológica endorreica del río Senguer. Ambos se sitúan en el denominado “Bajo de Sarmiento”, término que hace alusión a la localidad más cercana a los dos cuerpos de agua.
Los dos lagos difieren escasamente en su altura sobre el nivel del mar, 270m el Musters y 258m el Colhué Huapí, y están separados por una serranía, divisoria de aguas, que alcanza una elevación de 700 m.s.n.m. y un ancho mínimo entre ambos lagos de 8,5km.
El Colhué Huapí con sus aproximadamente 800 km2 casi duplica la superficie del Musters, pero es de mucha menor profundidad, 5,5m de máxima y 2m de media, mientras que el Musters llega a los 38,5m siendo la media de 20m. La relación profundidad- superficie, nos indica que la capacidad de la cubeta del Musters, con sus 8300 hm3 es mucho mayor que la del Colhué que tiene 1600 hm3 (Tejedo. 2004).

 

Imagen satelital. Lagos Musters y Colhué Huapí. Parte terminal de la Cuenca endorreica del río Senguer.

 

Es curioso que uno de los lagos tenga un nombre inglés y el otro mapuche. Esto se debe a que el ancestral lago “Otron”, llamado así por los chonik (tehuelches), fue rebautizado con su actual designación Musters, en honor al marino y explorador ítalo-inglés George Chaworth Musters; quién si bien en 1869 pasó cerca, no conoció el lago.  

Mientras que el Colhué Huapí, mantuvo su denominación mapuche. Etimológicamente el vocablo Colhué significa "lugar rojo o rojizo", y Huapí se refiere a "isla". Según distintas interpretaciones, los términos podrían hacer alusión, a alguna de sus islas gredosas, o bien a la coloración parda de sus aguas, o quizás sea una expresión que signifique “lago de la isla parda”.

Es interesante destacar que el río Senguer, curso principal de la cuenca,  nace en la zona cordillerana en el lago Fontana, que a su vez, a través del corto río Unión recibe las aguas del Lago La Plata y este del pequeño lago La Plata Chico.

 

 

Lago Fontana: Naciente del río Senguer.

 

La capacidad de los lagos La Plata y Fontana es de 8.400 hm3 (La Plata=4813 Hm3; Fontana=3584hm3), mientras que la de los lagos Musters y Colhué sumada da un volumen de 9.900 hm3. Dos grandes lagos dan vida al Senguer, y después de recorrer 360 km, en otros dos desaparece.

A fin de aclarar el significado de las denominaciones: Senguel o Senguerr, con las que se designa en distintos textos al río, creo oportuno hacer referencia al relato del Tte. Coronel Luis Jorge Fontana, en circunstancias de cruzarlo durante la expedición realizada a la Patagonia Austral desde octubre de 1885 a enero de 1886, que entiendo arrojará luz sobre el tema.

Vivo era nuestro deseo de conocer el valle del rio Senguel ó Senguerr, como los indios pronuncian; rio al cual la tradición y algunas palabras de Musters, suponían corriendo por una «región privilegiada», cuajada de bellezas y productos naturales.

 

El indio Martin Platero a quien ya se le había quitado el susto a fuerza de ser bien tratado, lo que no quitaba que fuese más pícaro que bonito, y esto teniendo una cara espantosamente fea; nos decía señalando un punto del rio hasta donde nos había llevado una senda muy trillada por los indios: - «Aquí es Senguerr».

 

Le contestamos que ya sabíamos que era ese el rio Senguel, y lo que únicamente deseábamos saber, era donde y á que distancia nacía.

 

Pero el salvaje insistía: - «El rio no es Senguerr, Senguerr es esto solo», al decir lo cual, señalaba el paso con su mano.

 

La confusión se disipó cuando comprendimos que Senguerr denotaba en tehuelche algo como Paso del río y así cuando dicen, «vamos al Senguerr,» se refieren al paso, precisando únicamente ese punto del rio y no al rio mismo.

 

Finalmente, la denominación oficial del río es Senguer (vado del río) igual que el Dto. de la Provincia del Chubut, Río Senguer, donde se encuentra su naciente en la zona cordillerana.

 

En la actualidad, la cuenca endorreica tiene una superficie 28.025 km2 (IPA), siendo el río Senguer el colector principal que recibe los aportes de los ríos: Mayo, de régimen permanente, y de los ríos temporarios Genoa, Apeleg, Coyte, Chalía y Guenguel. El caudal medio anual es de 50 m3/s (IPA), medido en la cuenca media, estación Los Molinos.
Pero, no siempre fue así, antes la cuenca era exorreica, y tenía continuidad por el río Chico que llevaba las aguas hasta el río Chubut, y este al Atlántico. Por causas climáticas, que originaron acumulaciones eólicas, a partir de 1940 (Coronato, et al, 1988; Scordo, 2018) se cerró la salida del Colhué Huapí interrumpiéndose así la conexión con el Chico.

Lago Colhué Huapí, salida hacia el río Chico. Expedición de Fontana 1885/86.

 

 

El río Chico también fue explorado por Luis J. Fontana y sus rifleros durante la época estival de 1886, y sobre el mismo, él así opinaba:

 

… -Emprendimos desde allí nuestro regreso definitivo por la margen derecha del rio Chico, que arrastra lentamente sus aguas de color lechoso y espesas por la cantidad de arcilla que contienen, las que siguen con rumbo N. E. por un cauce estrecho que cruza campos pobrísimos y limitados en extensión, hasta que se mezclan con las corrientes claras del rio Chubut, que se enturbian desde entonces, por esta causa -...

 

Esta descripción de las aguas del río Chico no es muy compatible con la que realizó la expedición de Simón de Alcazaba y Soto Mayor en 1535 del río Guadalquivir, como ellos bautizaron al río Chico, que fue la siguiente:

 

-”Era la más linda, y la más sustanciosa que los hombres vieron, porque aunque bebíamos en ayunas, nunca a hombre hizo mal ni se acordó del vino”-….

 

Quizás la descripción precedente, no corresponda a las aguas del Chico, sino al río Chubut, donde posiblemente hayan llegado, a la altura de Las Plumas.

 

Creo que es importante continuar con el relato del Tte. Coronel Fontana, quién nos aporta datos históricos sobre el comportamiento del sistema fluvio-lagunar, los que fueron representados cartográficamente, y lo podemos apreciar en el mapa siguiente.
 
 

Mapa del recorrido de la expedición al mando de Tte. Coronel Luis J. Fontana, “Los Rifleros del Chubut”. 1885/86. Recorrieron unos 5000km, a lo largo de la cuenca del Chubut-Senguer.

 

Dada la escala del mapa resulta imposible visualizar importantes detalles descriptos en el relato. Por ello en la figura siguiente se amplió el mapa, de modo tal que el lector podrá observar que Fontana, al lago que actualmente conocemos como Colhué Huapí, él lo denomina Musters, y viceversa.
Asimismo, si bien la descripción del sistema hidrográfico realizada por el explorador en algunos párrafos resulta un tanto confusa, en otros lo hace con claridad, como el que se expone seguidamente:
  

 

 

 

 

 



Ampliación mapa de Fontana, sector de los lagos Colhué y Musters 

 

 

“-… Además no es uno, sino dos lagos, ambos considerables y perfectamente deslindados.

Podría también decirse que son cuatro, pues dos fuentes más pequeñas concurren a complementar el sistema hidrográfico de este caudal de agua tan complicado y curioso, aunque fácil de comprender, porque basta para ello fijar un poco la atención en el plano.

 

El rio Senguel se derrama primero en la costa Sud de un pequeño lago circular de diez kilómetros de diámetro - y de la costa Norte del mismo depósito, parten dos canales paralelos de uno y medio a dos kilómetros de extensión, por los cuales penetra rápidamente el agua en el que llamaremos, lago Colhué (actualmente Musters), que tiene un largo de treinta y cinco kilómetros de N. á S. y trece de ancho de E. á O. Su forma es cuadrangular, si bien en la región del N. sus ángulos están redondeados, pero en las del S. son agudos, especialmente en el ángulo S. O. que se prolonga en esa forma en una extensión de tres kilómetros…-”.

 

En otro párrafo, Fontana explica como recibe las aguas el Musters (actual Colhué Huapí), de la siguiente manera:

 

“…-Explicaremos ahora como recibe sus aguas el gran lago Musters

y la laguna Dillon (?).

 

Un kilómetro al E. de la boca del Senguel, en el pequeño lago, sale un brazo angosto que corre primero al S. O. tres kilómetros en donde invierte por completo la dirección de su corriente para formar una isla baja y anegadiza, y en seguida, á poca distancia, se reúnen á un canal mayor que naciendo en el ángulo S. E. del lago Colhué, despunta la cadena central de sierras y sigue al N. E. serpenteando por terrenos bajos, como son todos los que rodean á los lagos, que cuando crecen los inundan, hasta desembocar con un diámetro de sesenta metros en el centro lateral S. O. del lago Musters.

 

Si los viajeros anteriores no vieron todo esto, es sin duda, porque llegaron cuando toda la comarca estaba invadida por la creciente y nosotros hallamos los lagos cincuenta centímetros más bajos que el nivel de sus aguas…-“.

 

Las descripciones históricas precedentes nos muestran una realidad fisonómica del paisaje de hace 135 años atrás, muy diferente de la actual; donde el río Senguer desemboca directamente en la costa sur del Musters, y unos 50 metros antes de este punto sale un brazo de aproximadamente 20 km de longitud que corre en sentido este, denominado “Falso Senguer”,

que lleva parte de las aguas del Senguer (Q1/2=22m3/s) al Colhué Huapí. 


Esto pone en evidencia que en cortos lapsos, geológicamente hablando, se pueden producir modificaciones muy notables en el medio natural.



Estado actual del sistema lagunar, mapa tomado de Scordo, F.2018.

 
 

“La naturaleza es dinámica, cambia permanentemente;

 nada es como era, y lo que hoy es, mañana no lo será”.

 

 Los fenómenos geológicos producen cambios en la naturaleza en un amplio rango de tiempo, desde muy cortos a muy extensos, entre los primeros están los terremotos, los aludes, el vulcanismo, y entre los segundos, podemos mencionar la formación de montañas, la apertura y cierre de océanos, y el ascenso y descenso continental.

 
Nuestro sistema fluvio-lacustre sin duda no escapa a la evolución geológica. Varios son los investigadores que han trabajado en este tema, entre otros, Cesarí, O. et al, 1996; Simeoni, A. 2008; González Diaz y Di Tomasso, 2014; Moreno, E. et al, 2016; Svoboda, A y E. Moreno, 2018. Y, si bien existen algunas discrepancias de opinión, gracias a sus estudios se ha podido establecer qué, probablemente hasta fines del pleistoceno el río Senguer tenía continuidad con el río Chico a través del Valle Hermoso. Es en ese momento cuando el Senguer, a la altura del “Codo del Senguer”, abandona el Valle Hermoso y modifica su trayectoria llevado sus aguas al “Bajo Sarmiento”, depresión tectónica modelada por la acción fluvio-eólica, dando así origen a un gran paleolago.

Los resultados de las investigaciones realizadas estarían indicando que la altura del agua en este gran lago estaba unos 60 metros por encima del actual nivel del Musters, más tarde  desciende, y para el Holoceno medio, unos 5000 años atrás, la altura se reduce a 30 metros, y 1500 años antes del presente, se estima que alcanzó un nivel y aspecto similar al actual, es decir con los lagos separados.

Cabe destacar, en este esquema evolutivo, que hace 9000 años atrás (Aguado, 2006 en Scordo, 2018) el hombre estaba presente en la región; y en el 3000 a.C., lo estaba  en el lugar, y de acuerdo a los registros arqueológicos, hace 1500 años pescaba. Estos primigenios habitantes, cazadores-recolectores, vivían en armonía con el medio natural, y obtenían de la naturaleza lo necesario para  subsistir, sin alterar en absoluto el ecosistema.

  

Como consecuencia de la llegada de los españoles primero, y de las expediciones realizadas al territorio patagónico durante el siglo XIX después, se abrieron nuevos territorios para los cristianos, dominando y desplazando a los pueblos originarios. 

 

Es así qué, pasados un par de años de realizada la expedición del primer gobernador del Territorio Nacional del Chubut, Luis J. Fontana de 1885/86, comenzó la colonización del oeste chubutense.  Siendo Francisco Pietrobelli, nacido en 1858 en la Verona del imperio austríaco, quién con espíritu colonizador, en 1896, pide en concesión dos secciones inexploradas ubicadas al sur del lago Colhué Huapí, para formar una colonia agropecuaria; 183 firmas acompañaron su propuesta.

El 27 de junio de 1897, el Gobierno Nacional, con la firma del presidente José Evaristo Uriburu, emite el Decreto Ley de fundación de la Colonia Pastoril Sarmiento, aunque los galeses la llamaban Colonia Ideal. Llegó a estar integrada por 17 colectividades distintas.

 

Paulatinamente la colonia fue creciendo y la región se fue poblando. Los requerimientos de agua fueron en aumento, y el antiguo valle Ideal,  pasó a tener un área bajo riego de unas 12.000 ha, con un sistema mixto de cauces naturales y canales; y una potencialidad de casi 30.000 ha. Durante la época de riego (septiembre-febrero), la conducción del canal matriz,  construido en 1985, está en el orden de los 11m3/s, a los que se suman el volumen de otros tres antiguos canales, que transportan

cada uno 1 m3/s. El Falso Senguer no escapa al uso del agua para riego extrayéndose del mismo 0,5 m3/s (Scordo, 2018).  Las áreas mallinosas son comunes en el valle. La antigua Colonia Pastoril Sarmiento, pasó a ser Sarmiento,  una ciudad que en el año 2010 tenía 11.124 habitantes, cuya principal economía sigue siendo agroganadera. 

 

 

Sarmiento. Sistematización del riego


De acuerdo a expresiones del presidente del Instituto Provincial del Agua, efectuadas en el año 2016; por ese entonces se estimaba que en la cuenca del Senguer existían alrededor de 600 tomas de agua para actividades agrícolas – ganaderas, de las cuales solamente el 10% estaban autorizadas y el 78% del agua del río se desviaba hacia establecimientos ganaderos.

 

Sarmiento exporta agua. Hacia mediados del siglo pasado, la ciudad de Comodoro Rivadavia, distante unos 150 km de Sarmiento, debido al auge del petróleo, experimento un notable crecimiento; resultando en consecuencia insuficientes los recursos hídricos subterráneos con los que se abastecía la ciudad.

Ante esta circunstancia, se realizaron las gestiones pertinentes, y con el financiamiento del Gobierno Nacional y la Provincia del Chubut, se construyó el acueducto Lago Musters – Comodoro Rivadavia, que también abastecía a Sarmiento. La obra se inauguró en 1965 y en 1970 se extendió a la ciudad de Rada Tilly, Posteriormente se construyó otro acueducto paralelo, que desde Comodoro Rivadavia se extendió hasta Caleta Olivia en Santa Cruz.

 

El sistema, acueducto Sarmiento-Comodoro Rivadavia-Rada Tilly-Caleta Olivia lleva el nombre Jorge F. Carstens, entró en servicio en 1999 y en la actualidad consta fundamentalmente de dos acueductos, que con sus derivaciones suman en total 224 km de extensión, y de acuerdo a datos de la S.C.P.L. el caudal máximo que puede transportar es de 1,27 m3/s, de los cuales 0,27 m3/s son derivados a Caleta Olivia.

 

 

Lago Musters. Variación de niveles de agua.

 

La industria petrolera regional también tiene incidencia en el consumo consuntivo del agua del Senguer, de acuerdo a datos del año 2014 proporcionados por el M.A.y C.D.S. de la Prov. del Chubut, en la zona del “Codo del Senguer“, Provincia de Santa Cruz existe una batería de pozos, operada por Y.P.F. S.A., donde se extraen 0,08m3/s, con destino al yacimiento Los Perales, ubicado en la provincia mencionada precedentemente.

Otros consideran que este caudal es mayor como F. Scordo (2018), que eleva la cifra anterior a 0,4 m3/s, y además afirma que desde el acueducto F. Carstens, también se abastece a industrias petroleras de la Provincia del Chubut.

 

Rio Senguer. Vista de uno de los varios pozos de bombeo en el “Codo del Senguer”. Construidos cuando la operadora era Repsol-YPF.

 

 

Cuando el río menos agua trae, más se necesita. El río Senguer tiene un régimen hidrológico nival, con una notable variación estacional, los caudales comienzan a aumentar en el período invernal, llegando a sus máximos en primavera, con mínimos hacia fines del verano. Para un record de 29 años entre 1987 y 2015, tomados en la estación Los Molinos, se registró un caudal medio máximo de 92m3/s correspondiente a octubre y un mínimo en marzo de 15m3/s (Scordo,2018).


En el gráfico de caudales medios se puede ver la totalidad del registro anual, donde se  aprecia que cuando más se necesita el agua para riego (septiembre-febrero), los caudales comienzan a decrecer.

El caudal promedio anual para esta serie fue de 50 m3/s

 Gráfico de caudales mensuales medios, record 1987-2015. Tomado de Scordo.2018.

 

La cuenca baja del Senguer se localiza en la región patagónica extrandina, y presenta características climáticas particulares, donde el promedio de las precipitaciones anuales para el período 1905-1994, fue algo inferior a los 150 mm/a, mientras que la evapotranspiración potencial de la región se encuentra entre 650 mm/a y 750 mm/a (Tejedo,2004).

La evaporación es un parámetro muy significativo en el área, con un valor medio anual de 1751 mm para el período 1987-2015 (Scordo, 2018), y tiene un comportamiento opuesto al de la precipitación, cuando menos llueve, en primavera-verano, hay más evaporación.

  

Indudablemente los valores mencionados nos están indicando un déficit hídrico muy significativo, lo que determina un alto grado de susceptibilidad a los procesos eólicos, particularmente la deflación, en una zona donde los vientos estivales son los de mayor velocidad.

 

Las variables climáticas e hidrológicas tienen notable importancia en los cambios de volumen de agua de los lagos. En el gráfico obtenido mediante un modelo de regresión, que considera para la cuenca baja, el caudal medio del Falso Senguer (condicionado por uso consuntivo), la evaporación y la precipitación para el período 1998-2015 (Scordo, 2018); se puede  observar claramente como varió  la superficie del lago Colhué Huapí.

Así es que en el año 2001 el área del cuerpo de agua fue de 105 km2, mientras que en el 2007 llegó a 797 km2. El lago Musters manifiesta un comportamiento similar.

 

Colhé Huapí. Variación anual de la superficie del lago.

 

Es decir que la curva continuó descendiendo, indudablemente la tendencia climática debe modificarse. Posiblemente en la actual década del 20, ingresemos en un período húmedo que paulatinamente revierta la situación, como ya ha ocurrido a partir del año 2001.
 
Un ejemplo significativo de la retracción del lago hasta casi secarse completamente, fue el hallazgo en abril de 2016 de un avión cubierto casi en su totalidad por los sedimentos lacustres, que había sido considerado desaparecido en octubre de 1964. Ese mismo año fueron encontrados los cuerpos de los tripulantes en el lago, pero no la aeronave, que fue descubierta casualmente, 52 años después, por el Sr. Omar Oporto, residente del lugar.
 
 
Avión Piper Apache hallado en 2016 en el lago Colhué Huapi.   

 

La falta de agua en los dos lagos, hasta el extremo de la desertización del Colhué, ha  acarreado notables inconvenientes sociales y ambientales, entre ellos: en el lago Musters, la disminución de los niveles, que dejan casi expuestas las tomas de agua del acueducto Jorge Carstens. Mientras que en el Colhué Huapi, desapareció la fauna ictícola, y consecuentemente la pesca deportiva y comercial, muchos establecimientos agrícolas y ganaderos situados alrededor del lago no pudieron continuar con sus actividades, tanto por la falta de agua como por la acción eólica que afecta las pasturas y deteriora la salud de los animales. Las propiedades también se vieron perjudicadas por la acumulación de sedimentos. 


Colhué Huapi: Propiedades y actividad pesquera afectada.

Al retirarse las aguas del lago Colhué Huapí, el material sedimentario del sustrato lacustre quedó expuesto a la acción eólica, dando lugar a la formación de nuevas geoformas de erosión, y de acumulación, como los médanos móviles que avanzan en la dirección de los vientos predominantes, arrasando lo que encuentran a su paso; mientras que las fracciones más finas son transportadas en suspensión aérea a mayor distancia alcanzando en la costa atlántica a las ciudades de Comodoro Rivadavia, Rada Tilly y Caleta Olivia.

El polvo suspendido, entre otros aspectos, afecta las actividades respiratorias y los ojos de personas y animales, perjudicando también el funcionamiento de vehículos, maquinarias y la actividad aérea. 
 
 

 

Colhué Huapí. Formación de médanos Imagen satelital nube de polvo

                           … El agua es, en efecto, la conciencia del paisaje.

 

La problemática del aprovechamiento del recurso hídrico en la zona, ha llevado a que se levanten voces de vecinos, que demandan de las autoridades responsables la solución al problema de la escasez del agua. Situación que se ve agravada por el uso irracional del recurso, el propio régimen del río y efectos climáticos que disminuyen su caudal.


Una manera de resolver la situación está planteada por el Instituto Provincial del Agua, que dispone de un proyecto ejecutivo de una presa multipropósito, para embalsar el agua en el Lago Fontana; de manera tal que los excesos de agua generados durante el otoño-invierno, sean acopiados en el embalse, para ser utilizados durante la primavera-verano.

Proyecto Presa Nacimiento Rio Senguer
 

REFERENCIAS

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Aparicio Mijares. J. 1994. Fundamentos de hidrología de superficie. Limusa, México.

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Unamuno, M. 1911. Por Tierras de Portugal y de España. Madrid.

 

AGRADECIMIENTOS

Al Lic. Higinio Cambra por la excelente predisposición colaborativa, facilitando material bibliográfico de suma utilidad.

Al Lic. Carlos Ferrari por la lectura crítica del borrador y la discusión del tema.  
 

Comentarios

  1. Muy bueno Julio! muy interesante y lamentable ver como los usos indiscriminados que los seres humanos hacemos de los recursos hídricos, generan situaciones que son sumamente perjudiciales para nosotros mismos.

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    1. Es verdad, pero difundiendo estas problemáticas quizás sea de utilidad para mejorar nuestro entorno.

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  2. Excelente artículo. Muy interesante! Una pena la mala utilización de los recursos naturales. Como siempre es un gustazo seguir aprendiendo y conociendo de la mano de un gran maestro. Felicitaciones!!!!

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  3. Como siempre, exhaustivo, preciso, esclarecedor en todo sentido.
    Una sola acotación, producto se mi ignorancia : porque los sulfatos y los cloruros se explotan en distintos momentos. Aunque me lo imagino quisiera una aclaración. Gracias y un gran abrazo

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    1. Hola Mimo. Perdón por la demora. Gracias por tu comentario. Es por el mayor volumen de precipitación estacional de las sales de sulfato respecto de las de cloruros. Pero te remito a Leguizamón, L. 1908., es una joya de la literatura, pgs.19 a 22. Ver en la referencias. Esta en pdf.

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  4. Impecable explicación!!. Muy interesante. Muchas gracias por compartir, Julio. Un abrazo

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